El triunfo de Biden, en la crónica de un resultado que se ha demorado por varios días ha traído, desde el punto de vista del fenómeno de opinión pública, toda un serie de enseñanzas.
Veamos, en las elecciones que hemos observado en México durante los últimos años, cuando el conteo se encuentra en el 50% de los votos contabilizados, la proporción en la que aparecen las preferencias prácticamente está definido, al avanzar a 60, 70, o 90% no se modifica la tendencia, mientras que en el caso de la votación entre Biden y Trump vimos cómo, con el 90% de votos contabilizados Biden le dio la vuelta a Trump en Pensilvania.
La razón es que el registro de los votos no contabilizados venían de un segmento con una característica definida con apoyo a Biden, por las características culturales de las personas que votaron por correo, este sesgo hizo que el comportamiento no tuviera por igual el equilibrio que suma y resta a ambos por igual, sino que aquí claramente sumó a Biden en Pensilvania y restó a Trump en el mismo estado, aunque en Arizona parece ayudar al revés a los candidatos.
En México difícilmente sucedería esto, y no se ha visto aun y cuando en el mosaico regional tan variado siempre hay una compensación que suma y resta a ambos justo a la mitad de la publicación de resultaos preliminares, de tal manera que si usted en una competencia en Sonora observa un margen de mas de 4 puntos porcentuales con el 50% de la votación computada, difícilmente se perderá esa ventaja, quizá si la diferencia es de menor margen pudiera cerrarse al final, en las reglas electorales con que se cuenta en Estados Unidos este no fue el caso.
Altas y bajas participaciones afectan encuestas
Otra de las moralejas que deja esta elección son las encuestas, se decía que Biden iba a ganar claramente, cosa que efectivamente no sucedió, el fenómeno de ser una votación con alta participación, superior al 65% del padrón electoral, puede traer sesgos de representatividad, al igual que sucede en elecciones cuando por lo contrario, es muy baja la participación.
Hay comportamientos de masas que las encuestas no detectan, sobre todo cuando un particular tipo de gente resulta más intenso para salir o no a votar, en este caso el activismo del votante intenso se dio por el lado de Trump, que hizo que no fuera tan amplia la ventaja pronosticada, como sucede también en México, cuando es baja la votación mucha gente se muestra intensa hacia un partido, mientras que los que prefieren al otro partido resultan apáticos, y por lo tanto fallan los pronósticos.
La forma de evitar este error de diseño es realizar un filtro en la encuesta, en la que se pregunte antes de aplicarla si la persona realmente piensa votar, si este es el caso sí se aplica la encuesta. Así los errores de sesgo disminuirán considerablemente.
Por otro lado, otra de las reflexiones es que, realizar los pronósticos con ejercicios de inteligencia artificial, con información histórica, estos modelos funcionan a partir de lo que ya se tiene registrado, si a esta malteada se le pone chocolate y fresa va salir una malteada de chocolate con fresa. Arizona es el ejemplo, dar por hecho que ese estado era de Trump, es no tomar en cuenta los fenómenos sociodemográficos del presente y solo inferir con el histórico, ambos son importantes, pero con un peso relativo ponderando más el corto plazo.
Mejoremos nuestro tiempo de calidad en familia, los hijos van moldeando su carácter, entenderlos favorece nuestra convivencia con ellos, más ahora en estos tiempos, donde la socialización familiar es mayor que la exterior, excelente semana.